jueves, 28 de mayo de 2009

EL CLUB BILDERBERG


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Cuando menos inquietante el Club Bildergerg…

No sé si habéis oído hablar alguna vez de ellos, pero este pasado puente de mayo se han vuelto a reunir. De este selecto club, formado por banqueros, reyes, gobernantes, propietarios de los medios de comunicación, se dice que son los que de verdad deciden el destino del mundo. Mucho se ha escrito, mucho se ha dicho, pero cada vez que se reúnen el más absoluto de los secretos les rodea. En esta última reunión, en un hotel de Grecia, desde una semana antes todo los alrededores eran inaccesibles, y durante todo el fin de semana cientos de policías, coches, helicópteros rodearon el hotel. Luego, nadie habla de ellos, lo que contribuye a aumentar el mito, sabiendo las personas que lo componen, que entre todos dominan todas las facetas de la sociedad (hasta los medios de comunicación...)

Si queréis saber más sobre este fascinante grupo de personas, os dejo unos links para que investiguéis vosotros mismos, y saquéis vuestras propias conclusiones.

http://es.wikipedia.org/wiki/Bilderberg




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Cuenta la historia que hace muchos años los avances tecnológicos tocaron a la puerta de la poderosa y orgullosa ciudad de Constantinopla. Empezaba la era de la energía eléctrica y una serie de técnicos plantearon al Sultán que ese momento ostentaba el poder la posibilidad de instalar la corriente para todos o al menos en el palacio principal.

El Sultán, que tenía bastantes pocos conocimientos científicos y en general una cultura bastante limitada, no veía con buenos ojos aquel asunto que le sonaba a algo muy extraño y casi contra la naturaleza. Así pues, pidió que intentaran explicarle detenidamente cómo funcionaba aquel invento. Los técnicos se lo explicaron con mucha paciencia y cuando terminaron el Sultán les dijo que el proyecto era demasiado peligroso para la ciudad, por lo que quedaba descartado.

Cuando se le preguntó en qué basaba semejante suposición, ya que no había tal peligro, ni corto ni perezoso contestó que le habían dicho que era necesario la instalación por diversos puntos de dinamos y que esa palabra de “dinamo” tenía un aire a la de "dinamita", por lo que sería seguro peligrosa. No hubo forma de convencerlo y la energía eléctrica no se instaló en esta ciudad hasta muchos años después.

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“Nunca digas Nunca”
Fievel y el nuevo mundo

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